Viviendas Superiores
Recorriendo los rincones enigmáticos de la ciudad palatina, encontramos las Viviendas Superiores de Medina Azahara en el sector privado del Alcázar. Dos viviendas de planta similar y organizadas sus estancias alrededor de un patio cuadrado, con pavimento de sillares.
Destaca en estas viviendas superiores su magnate patio sobre el resto de la vivienda, tornándose en el espacio más importante.
El patio es el lugar de esparcimiento o descanso de una familia o comunidad de vecinos, al aire libre por donde entran los rayos de sol y el agua de la lluvia, alrededor de él, se distribuyen las estancias o dependencias de una vivienda. Los romanos introdujeron los patios en la Península Ibérica durante su asentamiento. Toda Domus o casa poseía un patio. Los musulmanes reutilizaron estos patios romanos y le añadieron distintas maneras de usar el agua, como pozos, fuentes y canalizaciones. También le aportaron vegetación, con distintos fines, materiales y espirituales, concediéndole las virtudes que aún hoy podemos disfrutar en los actuales Patios cordobeses (Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2012).
Las excavaciones fueron llevadas a cabo por el arquitecto Don Félix Hernández y ayudado por el arabista cordobés Manuel Ocaña Jiménez. En una primera fase, los trabajos se desarrollan desde el año 1923 hasta el año 1936, fecha que comienza la Guerra Civil Española y se paralizan todas las actividades en Madinat al-Zahra. La segunda fase comienza tras el fin de la Guerra Civil Española, retomando las actividades en el año 1943.
El acceso a las viviendas superiores se realiza una vez atravesadas las murallas y la Puerta Norte, mediante una calle en rampa que separa ambas viviendas y desemboca en el Espacio Trapezoidal, el lugar de esparcimiento del cuerpo de guardia.
Estas viviendas superiores estuvieron relacionadas con funciones de residencia y trabajo de una parte de los habitantes del Alcázar (sirvientes o guardia personal).
La vivienda occidental tuvo función de residencia, quizás de algún personaje destacado, ya que su habitación más importante, ubicada en la crujía norte, dispuso de alcobas extremas y una letrina. En origen tuvo cuatro crujías alrededor del patio, pero en la actualidad y debido al gran expolio que sufrió la ciudad, solo se conservan tres, habiendo desaparecido la crujía sur.
En el centro de estos patios se colocaron pilas de mármol rectangulares que permitían mantener y facilitar el uso y disfrute del agua en las viviendas. En el complejo occidental, podemos observar en el centro del patio, un sarcófago restaurado. Se trata de un sepulcro de origen romano que se aprovecha como fuente o abrevadero. Los musulmanes utilizaron en sus construcciones, lo que denominamos como material de acarreo, piezas reutilizadas que fueron realizadas por civilizaciones anteriores (Visigodos, romanos, etc.), para entre otras cosas ahorrar en costo y trabajo.
La vivienda oriental fue el punto de llegada de suministros (alimentos) al interior de palacio. Estos suministros salían desde la Puerta Gallegos (Córdoba) por la calzada norte o camino de los Nogales, atravesando el arroyo de los Nogales por encima del Puente Califal del siglo X, llamado Puente de los Nogales. Este camino continuaba paralelo a la Sierra hasta que se aproximaba a Madinat al-Zahra, accediendo por la Puerta Norte. En su patio se conservan los restos de una cocina y una estancia para el despiece de las carnes. Quizás en ese gran patio se degollaban, preparaban corderos y pollos de forma Halal, orientados hacia la Meca (sureste). La vivienda oriental pudiera funcionar como zona de servicio de la vivienda occidental.
Los muros de estos edificios los construían con piedra caliza, extraída de canteras a cielo abierto, en Sierra Morena, como por ejemplo en la zona del Cortijo Santa Ana de la Albaida. Este tipo de piedra era muy porosa y de fácil deterioro. Los musulmanes protegían los muros con enlucidos de cal, dando un color blanco a las fachadas. También utilizaban para proteger sus fachadas de hongos, bacterias y verdina, producida por la humedad del agua de las fuentes, una pigmentación de color rojo almagra. Este pigmento, obtenido de las arcillas ferrosas, y gracias a su composición de óxido de hierro, protegían las paredes de bacterias, hongos y verdina.
Las habitaciones de las viviendas superiores estarían techadas con tejas de barro y vigas de madera, de una sola agua que vertían al patio la lluvia, limpiándolo. En el centro de cada patio se abre un desagüe, sobre el que una piedra cuadrada con orificios en cada lado, a modo de alcantarilla, impide su obstrucción. La cocina en el patio, y la separación de las labores en las distintas dependencias, evita la mixtura de olores, siguiendo así las normas islámicas. Iluminaban las dependencias con un candil que tenía una mecha empapada en algún tipo de combustible, como grasas animales.
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Texto: A.O.G., N.C.C.