Sede de Museo Arqueológico de Córdoba desde 1965, el palacio actual se sitúa sobre los restos del antiguo Teatro Romano. El Palacio de Jerónimo Páez constituye una de las mejores muestras de arquitectura civil renacentista en Córdoba. Especialmente por su magnífica portada, obra de Hernán Ruiz II y Sebastián de Peñarredonda de 1540, aunque su decoración escultórica no se concluiría hasta 1545.
Adquirido por la familia Páez de Castillejo en 1496. Está comprobada la actuación de Hernán Ruiz I en la reforma del palacio. Se aprecia en la galería porticada del segundo patio, obra de 1538, con dos pisos de arcos escarzanos peraltados, de acuerdo con una tradición mudéjar muy del gusto de este arquitecto. Al siglo XVI pertenece también la escalera principal. Arranca de uno de los extremos de este patio y se cubre con un artesonado mudéjar de 1555, obra de Alonso de la Plaza.
En la fachada se dispone una peculiar ventana en la esquina. Esun elemento singular que aparece en otras casonas cordobesas, también relacionadas con Hernán Ruiz el Viejo, como la llamada casa de los Luna. Pero el principal interés del conjunto reside en la magnífica portada renacentista. Se trata de un claro exponente de la evolución del plateresco hacia una concepción arquitectónica del más puro clasicismo, donde los elementos estructurales cobran un peso muy superior al de los meramente decorativos.
Respondiendo al clásico esquema de superposición de arco y dintel, y emulando en cierta medida la composición de los arcos de triunfo romanos, Hernán Ruiz II concibe una portada con vano adintelado franqueado por pares de columnas clásicas, sobre alto podio, que sostienen un entablamento saliente en los extremos.
Sobre estos extremos, en eje con cada par de columnas, se dispone un frontón triangular, mientras al centro se tiende un gran arco de medio punto. Los iconos que encontramos son diversos héroes y guerreros de tradición occidental y tan utilizada como tema de adorno en las mansiones de los guerreros del Medievo. La decoración de la portada fue realizada entre 1543 y 1545 por Juan de Toribio, Francisco Jato y Justo Linares.
Se le incorporó una portada barroca trasera por la calle Marqués del Villar, realizada en piedra de Cabra roja y negra y escoltada por columnas salomónicas.
El edificio tuvo diferentes usos a lo largo del tiempo. Entre ellos encontramos un centro educativo a finales del siglo XIX, conocido como la Academia Politécnica. Tras la Guerra Civil, fue depósito de enseres de la Compañía Telefónica. Durante el siglo XX fue reformado en diferentes ocasiones especialmente desde la implantación del Museo Arqueológico.
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Texto: Elena Moreno. Amedina Córdoba