Fuente del Elefante
Paseando por la deslumbrante serranía cordobesa, descubriremos un espléndido manantial, conocido como la Fuente del Elefante.
Ubicada en la finca del Caño Escaravita, una vez pasado el barrio periférico de Santa María de Trassierra. La localizamos en el distrito periurbano oeste-sierra, junto al cruce que conduce a las Ermitas y al Mirador de las Niñas, a unos quince kilómetros de Córdoba.
Se trata de un surtidor de agua zoomorfo sobre un pedestal de época califal siglo X. La escultura representa a un pequeño elefante. No está muy claro si es un elefante asiático (Elephas maximus) o africano ((Loxodonta africana). Al ver la escultura, podemos observar que se trata de un pequeño elefante con orejas chicas y pensaríamos que es asiático. Pero si nos guiamos por la leyenda que hace mención a elefantes cartaginenses traídos del norte de África, obviamente sería africano.
El elefante cartaginés, elefante norteafricano o del Atlas, es una subespecie del elefante africano. Sin embargo, se trata de un paquidermo más pequeño, pero con orejas grandes (quizás más dócil), que existía en el norte de África. Lamentablemente fue extinguido en época romana.
Realizado en caliza gris procedente de Sierra Morena, servía de soporte al caño. La fuente está formada por tres complementos: un arca de recogida de agua, un pilar de mampostería adosado a ella por su lado norte (que da paso a una acequia de mampostería), y una alberca de planta rectangular situada al oeste de dicho canal.
Estas aguas, forman parte de la cuenca del Guadalquivir y de la subcuenca del Guadiato, y originan el arroyo del Molino. El agua, que aún mana en este lugar, fluye por el antiguo acueducto romano de Valdepuentes. Según el profesor, catedrático y arqueólogo de la UCO, Don Ángel Ventura Villanueva, la fuente constituye una estructura medieval islámica, con reformas posteriores. Supone el reaprovechamiento del acueducto romano de Valdepuentes (Aqua Vetus), responsable de abastecer de agua a la Colonia Patricia Corduba.
Algunas fuentes históricas, nos indican que esta fuente, formaba parte de una Almunia o palacio de recreo del primer califa omeya de Al-Ándalus, Abderramán III.
Existe una leyenda sobre la construcción de esta fuente. En el libro de Manuel Pimentel, “Leyendas de Medina Azahara”, se relata esta manera:
“Nos cuenta la leyenda, que siendo niño el alarife de Medina Azahara, Maslama ben Abdallah, oyó contar a un ermitaño de la Sierra de Córdoba una historia, según la cual, al no saber que hacer los romanos con los elefantes que dejaron los ejércitos cartaginenses en su huida, pues no les cabían en sus caballerizas, los subieron a pastar a la sierra. Más en época de sequía tremenda, el más viejo de los elefantes golpea con su pata en el actual sitio dónde mana el agua y la hizo brotar.
Cuando Maslama, el alarife, se hizo cargo de la construcción de Medina Azahara, subió un día a la sierra a la búsqueda de nuevos materiales, se enteró de la muerte del ermitaño en el lugar cercano a la fuente, y mandó construir el elefante a uno de los escultores que trabajaban para él en Medina Azahara y así lo colocó en el lugar dónde actualmente se halla, en memoria del ermitaño y la leyenda”.
El islam, por norma general veta la representación de seres vivos con alma (personas y animales). Las considera un intento de imitar el acto de creación de Alá. Los omeyas de Al-Ándalus eran más flexibles a la hora de la representación de animales y personas en todo tipo de piezas de orfebrería. De hecho, las encontramos en cerámica, capiteles, relieves, fuentes, etc. Todos ellos, elementos que normalmente pertenecen a espacios y a usos privados. Esta Fuente del Elefante estaría dentro de la finca de recreo de Abderramán III (ámbito privado).
El periodo de funcionamiento de la fuente fue entre 982 y 1193. Por lo tanto coinciden con la inauguración y esplendor de una de las maravillas más espectaculares de nuestra historia, la construcción de la ciudad palatina de Medina Azahara.
También tiene mucha relación esta fuente con la ciudad brillante. Primero, porque compartían las mismas instalaciones hidráulicas (acueducto de Valdepuentes) para abastecerse de agua. En segundo lugar, porque tuvieron a los mismos alarifes para la construcción de la ciudad y de la fuente. También se puede apreciar la similitud del Elefante con una de las piezas más excepcionales de Medina Azahara, el Cervatillo de Bronce, ambos son surtidores zoomorfos de agua o aguamaniles de época califal.
La escultura original se encuentra en el patio del Palacio Episcopal (antiguo Alcázar Califal). El traslado de la escultura allí se entiende que fue realizado para la protección de la misma, dado que los terrenos donde estaba ubicada eran propiedad del Cabildo.
Hay dos réplicas. Una se encuentra en el mismo lugar en el que estuvo la original y otra en una plaza de Santa María de Trassierra.
Es más, la zona donde se encuentra la fuente es un lugar cargado de historia. De hecho, aquí se hallan restos del Aqua Vetus romano y la finca de recreo o Almunia de Abderrramán III. Además, su entorno es una espacio natural protegido, Red Natura 2000 (Guadiato-Bembézar). Es un deleite de sensaciones y experiencias pasearse por este precioso trocito de Sierra Morena cordobesa. También se pueden realizar numerosas rutas de senderismo, siendo la más destacada: Trassierra– Fuente del Elefante– Arroyo Bejarano- Baños de Popea.
En la actualidad, la fuente tiene un valor recreativo y paisajístico, aunque por desgracia su estado de conservación es deficiente, debido al abandono, suciedad y vertidos.
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Texto: Antonio J. Ojeda Gallardo