SAN RAFAEL
Se celebra en Córdoba por tradición el 24 de Octubre, el día de nuestro protector. Los tres arcángeles San Gabriel, San Miguel, San Rafael, se veneran el 29 de Septiembre en cualquier otro lugar. Nada menos merece este arcángel en la ciudad, pues cerca de 6 siglos nos lleva protegiendo.
Siempre en lo más alto, en las plazas más cordobesas, con mirada de piedra, y ataviado con el honor de la gran devoción que lo puso ahí, San Rafael vigila. Sería imposible contar cuantas imágenes de San Rafael tenemos en la ciudad. Pero de entre ellas, cabe resaltar algunas. Especialmente, los llamados triunfos de San Rafael. Por toda la ciudad tenemos 11. Casi todos compuestos por un conjunto escultórico que remata una columna, dándole altura al arcángel para custodiar la ciudad. En los más señeros lugares de Córdoba encontramos diferentes representaciones, colocadas por la devoción de distintos barrios, gremios, y gentes de Córdoba. Gentes que no olvidan que desde la mortífera peste del siglo XVI, Él es nuestro guardián. Tras anunciar al padre Roelas la promesa de custodiar la ciudad, la epidemia remitió, y lo que quedó es la gran devoción a San Rafael.
En la entrada a la ciudad, visible ya desde el puente romano, domina el skyline de la ciudad. El triunfo de San Rafael de la puerta del puente da la bienvenida a visitantes y nos protege desde 1781. Casi terminada la obra,(iniciada en 1765) inacabada quedó durante diez años a falta de pocos detalles decorativos e inscripciones, por la muerte de Martin de Barcia. Obispo de Córdoba que desde su llegada recupera la devoción por el arcángel, y que impulsó de nuevo la construcción del mayor de los triunfos en la ciudad.
Ejecutado por el marsellés Miguel Verdiguier, que añade su impronta al proyecto original que llevaba años esperando.
La obra la componen 27 metros de mármol, jaspe y piedra. El jaspe rosa conforma la torre. El blanco, los marcos de sus ventanas. El mármol simulando un roquedo horadado, sujeta la torre. Sobre esta y también de mármol veteado, una columna y su capitel sujetan al guardián en el punto más elevado. De mármol blanco son las esculturas que a los pies del conjunto, representan a San Acisclo y Santa Victoria, patrones de la ciudad, y a Santa Bárbara, mirando al rio. Recordando tragedias recientes en la ciudad, y para recibir la protección de esta Santa ante desastres vinculados a la lluvia, al agua, y las tormentas, todo el conjunto es una alegoría a su leyenda. La torre, la ventana, la gruta… De piedra el águila que porta la promesa del arcángel de proteger la ciudad, y el león con el sepulcro del obispo Pascual.
La obra se hace en el solar de un antiguo hospital mandado construir por el obispo Pascual en el siglo XII. Su lápida aparece con la excavación de los cimientos y hoy forma parte del conjunto.
Diez inscripciones en latín se pueden ver en medallones sobre la verja que encierra el lugar. La llave de esta cerradura es posesión de la iglesia. Actualmente el solar es a menudo tema de conversación y debate, pues es uno de los solares in-matriculados en la ciudad de Córdoba.
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Texto: Nacho Calero. Amedina Córdoba