Salón de los Mosaicos
La mayor dependencia del Alcázar de los Reyes Cristianos, el Salón de los Mosaicos, acoge hoy un gran tesoro desenterrado hace más de ochenta años. La rica colección de mosaicos encontrados durante la construcción del mercado subterráneo en la Plaza de la Corredera, lucen hoy en las paredes del salón más regio del Alcázar.
Pertenecían en su mayoría a lujosas villas romana de la ya Corduba colonia patricia, existentes en esa zona extramuros, donde también se ubicaban importantes construcciones destinadas a espectáculos como el circo.
Cruzando la primera estancia del Alcázar, donde encontramos el sarcófago romano y el busto de Séneca, y por cuyos balcones divisamos el patio de las mujeres y el patio mudéjar, accedemos a la sala más noble del recinto, el Salón de los Mosaicos.
La gran sala rectangular que la contiene aún deja ver la planta basilical de la antigua capilla. Edificada en los primeros momentos de la Inquisición, se replantea en el siglo XVIII. Arcos jalones y bóveda de lunetos, como ya pudiéramos ver en la obra de Juan de Ochoa sobre el Coro de la Catedral, cubren con solemnidad el primer cuerpo del Salón de los Mosaicos con decoración geométrica, pero de factura más sobria.
Tras un arco de medio punto en sillería, una cúpula sobre pechinas cubre el segundo cuerpo. Su disposición como cabecera del Salón, y hacia el Este, nos deja intuir que albergaba el altar mayor de la antigua capilla. Dicha capilla se destino a los oficios de la Inquisición, los autos de fe, donde el acusado debía manifestar su arrepentimiento en búsqueda de la conciliación con la iglesia católica. Y como tal estuvo funcionando hasta la abolición del Tribunal de la Inquisición en 1820. En ese momento todo el edificio pasó a ser cárcel.
Hoy es uno de los salones más apropiados para la celebración de determinados actos públicos celebrados por el Ayuntamiento de Córdoba, así como bodas civiles. Un total de siete mosaicos que se exponen en sus muros, embellecen el lugar y dan nombre al Salón.
De exquisita factura romana, se fechan en los siglos II y III, presentan temáticas diversas que se asocian a la actividad desarrollada por el dueño de la casa, y al lugar en que estuvieran expuestos. El de mayor tamaño que domina el muro norte (del salón y del edificio), se ubicaría en el patio de una gran domus romana
POLIFEMO Y GALATEA
Uno de los más ilustres literatos cordobeses, Luis de Góngora y Argote, buscó inspiración en la obra helena de Filoxeno de Citerea, “El Cíclope”, para su fábula” Polifemo y Galatea”. También este mosaico se inspira en ella.
.Hijo de Poseidón (Neptuno), el cíclope Polifemo, pierde su único ojo tras comer a los acompañantes de Odiseo (Ulises). Este lo embriaga y se lo quita, antes de su huida. Polifemo ya enamorado de la nereida Galatea, se declara con cánticos y hermosas palabras. Pero al ser rechazado por la ninfa marina, enamorada de Acis, vuelve a su verdadera naturaleza de bestia salvaje. Y como tal, entra en cólera y mata a Acis, hijo de Pan, aplastándolo contra las rocas y arrojándolo al mar.
En esta gran obra del imperio romano se representa el momento exacto en el que Polifemo se declara. Todo su conjunto viene enmarcado en decoraciones geométricas La calidad de la obra queda expuesta en el simplificado realismo del paisaje y expresión de los personajes. Una inteligente composición de las elaboradas teselas juega con sus colores, eminentemente blancos, amarillos y ocres, y con la luz ,gracias a teselas vidriadas en verde y negro.
EROS Y PSIQUE
Este mosaico del siglo III, que hoy se expone,al principio del Salón de los Mosaicos, en su muro sur, también se halló en los citados trabajos del mercado de La Corredera, en el año 1959. Se basa en una de las obras más importantes de Lucio Apuleyo, escritor romano del Siglo II, “El asno de oro”.
Psique (en griego significa “Alma”) era una princesa tan bella, que asustaba a sus pretendientes. Hasta la propia Afrodisia la envidiaba. Es por ello que quiso que su hijo Eros, castigara la osadía de la mortal. Pero este quedó tan impresionado por la belleza de Psique, que tropezó y se clavo una de sus infalibles flechas, esas que condenaban al amor a dioses y mortales.
Ambos se presentan aquí abrazados en muestra de ese amor. Eros con un manto, y psique con vestido, aparecen acariciados por la brisa. Teselas blancas y negras predominan en la composición principal. Pero la obra queda completa con las cuatro alegorías de las estaciones, que haciendo uso también de teselas vidriadas en verde y azul, quedan representadas en las esquinas.
LA GUIRNALDA
Queda expuesta sólo una parte del mosaico, del que echamos de menos el motivo central. Esta colocación en diagonal de juegos de teselas formando trenzas y guirnaldas que enmarcan el motivo principal, era de uso habitual durante el imperio. Podemos apreciarlo también en el mosaico de Polifemo y Galatea.
Aquí teselas de pequeño tamaño, y gran variedad cromática, la mayoría de ellas vítreas, componen una guirnalda con hojas y frutos sobre un fondo blanco.
Al igual que el resto de mosaicos aquí expuestos, fue encontrado en 1959 en las excavaciones de la Plaza de la Corredera.
ACTOR TRÁGICO
En contrapartida con el mosaico anterior, aquí la escena conservada es el motivo central, mientras que se pierde la decoración geométrica que lo contenía.
Con teselas vítreas de distintos colores, verde, rosa y rojo, se destaca el personaje principal, probablemente Edipo, sobre un fondo de colores ocres y rojizos que remarcan la perspectiva de la composición.
Vemos que en primer plano, Edipo se presenta teatralizado bajo un Skene. Máscara en rostro, viste manto y túnica corta, y en los pies coturnos. Calzado griego y romano con suelas de corcho que usaban los actores de tragedia a fin de aparecer más altos. Mientras, en sus manos.
Al igual que el resto de piezas del salón, este mosaico se encuentra en 1959, en Plaza de la Corredera.
GRAN MOSAICO GEOMÉTRICO
El mayor de todos los mosaicos del Salón se sitúa sobre el muro Norte. En él, las tres hileras de cuadrados que componen el campo central, se perfilan en bandas blancas y negras. En los laterales un juego de hojas finas alcanza los cuatro delfines de las esquinas.
En las tres hileras de diez cuadros que componen el vasto del mosaico, mientras unos presentan combinaciones de teselas entrecruzadas, otros entrelazan peltas(escudos griegos).
Diferenciamos en el centro, un recuadro con cinco hojas de laurel. Este arbusto consagrado a Apolo, era muestra de victoria, pero también de éxito y fama. Pocas plantas tienen un significado tan mitológico como esta. Aún hoy en día hablamos de personajes laureados, como debió ser el dueño de la domus que albergara este mosaico. Probablemente alguien con relación marítima como nos invita a pensar algún motivo del mosaico.
MEDUSA
La belleza de Medusa deslumbró a Poseidón, quién en el templo de Atenea, pretendió hacerla suya. Tal fue el enfado de Atenea que la convirtió en Gorgona, como a sus dos hermanas. Con serpientes por cabello, colmillos de Jabalí y manos de bronce, convertiría en piedra a todo aquel que la mirara.
En este mosaico se nos presenta a Medusa con rostro aniñado en el centro de la composición. El rostro, elaborado con teselas de diversos colores, algunas de ellas vítreas, se encuentra exento de las teselas que lo sujetan en un marco redondo. Juegos de rombos y rectángulos que albergan lacerias, conforman un gran marco que envuelve la imagen.
Este mosaico que actualmente podemos encontrar en el lado sur de la cabecera de la sala, fue encontrado junto al resto, durante los trabajos de excavación para la construcción del mercado subterráneo en la Plaza de la Corredera.
GEOMÉTRICO
De temática habitual en las composiciones romanas, círculos secantes al cruzarse conforman rosetas de cuatro pétalos. El motivo principal se dibuja con teselas negras mientras que el fondo se forma a base de teselas claras. Todo ello queda perfilado por un trazo de teselas negras.
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Texto: Nacho Calero. Amedina Córdoba