Santa Marina de Aguas Santas
Paseando por uno de los barrios más emblemáticos de Córdoba, Santa Marina, descubriremos una espectacular parroquia, Santa Marina de Aguas Santas.
En el siglo XIII, durante la reconquista cristiana de la Península Ibérica, los reinos Taifas estaban siendo conquistados por los cristianos. Solo aguantaba el último bastión en el sur de Andalucía, el reino Nazarí de Granada, cuando aparece un personaje importante, el rey Fernando III el Santo, rey de Castilla y León y padre de Alfonso X, el Sabio.
Desde mediados del siglo XIII y aprovechando la progresiva desintegración del estado almohade, acometió campañas de conquistas contra las ciudades más importantes del valle del Guadalquivir de Al-Ándalus, como Córdoba, Jaén, Baeza y Sevilla.
El 29 de junio de 1236, conquista la ciudad de Córdoba a los musulmanes. Encuentra una ciudad en su ocaso, especialmente afectada por la división de Al-Ándalus en taifas y la consecuente desunión política. La ciudad se encontraba separada en dos zonas amuralladas y comunicadas entre sí por varias puertas y portillos. La Medina y la Axarquía.
Se empieza nuevas fases arquitectónicas en esta etapa tardomedieval cristiana, en la ciudad. Se construyen calles secundarias a las dos vías principales. Divide la ciudad en collaciones (especie de distritos), en un total de catorce. Cada collación estará presidida por una parroquia (con su respectivo cementerio al lado) de la que toma el nombre, y se subdividirá a su vez en barrios.
Santa Marina es la iglesia más antigua de Córdoba, data de época visigoda, fue mezquita de barrio y a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV reconstruida como iglesia fernandina o de reconquista.
Estas iglesias llamadas fernandinas o de reconquista, fueron mandadas construir por Fernando III, el Santo, cuando conquisto la ciudad a los musulmanes en el siglo XIII. En ellas podemos observar, que se levantan sobre antiguas mezquitas de barrio, cuyo alminar o torre musulmana se ha convertido en la base de la torre campanario cristiana.
La iglesia de Santa Marina se construye con sillares a soga y tizón, en planta de tres naves, de las cuales la central es más ancha y alta que las laterales y ábsides. La cabecera está compuesta por tres ábsides poligonales, manifestándose al exterior de igual forma, siendo reforzados los tres por contrafuertes. Un gran rosetón se presenta en la parte superior de la fachada.
La fachada principal de estilo gótico mudéjar, llama la atención su imponente aspecto de fortaleza gracias a cuatro contrafuertes, rematados en pináculos, que la dividen en tres partes, coincidiendo con las naves del interior, es decir, se insinúa lo que vamos a ver dentro.
La torre campanario, que contemplamos actualmente, es más tardía, construida por Hernán Ruíz II, el Joven, en el siglo XVI. Está rematada por una veleta que representa a San Rafael (Arcángel Custodio de Córdoba) con el pez colgante.
En el interior, la nave central ha conservado el artesonado de madera original. Atención especial hay que prestar a la antigua capilla funeraria de los Orozco, del siglo XV y de estilo mudéjar. Actualmente es la sacristía del templo, con una preciosa portada de yesería mudéjar con mocárabes (adornos), y un arco apuntado enmarcado en alfiz. También destacar la capilla opuesta a la de los Orozco, la del Sagrario, con unas magníficas pinturas de Antonio del Castillo.
La Santa que da nombre a la parroquia y al barrio debe tener un origen gallego, al parecer nació en alguna localidad de Orense en el siglo II después de Cristo. Era de familia aristocrática romana y pagana, pero se convirtió al cristianismo. Fue martirizada, pero salió ilesa del martirio a la que se sometió. Santa Marina fue arrojada dentro de hornos encendidos, y finalmente fue mandada decapitar. Cuando su cabeza rodaba por el suelo fueron surgiendo tres manantiales de aguas milagrosas. Estas aguas parece que curaron al rey Fernando III cuando era niño, y de ahí la devoción del monarca por esta Santa. Por ello dedicó una de las iglesias que fundó tras reconquistar Córdoba. Además de esta fuerte advocación en Galicia, también tiene parroquias dedicadas en Fernán Núñez y Villafranca de Córdoba. Su onomástica es el 18 de julio.
Las obras terminadas en 2010 liberaron los ábsides de añadidos posteriores, con lo que el paseante puede rodear completamente la iglesia. Creándose así una nueva zona de esparcimiento público.
El barrio de Santa Marina es uno de los barrios más grandes de la ciudad, tanto en extensión como en número de habitantes. Conocido también como el barrio de los toreros, por su tradición. Está dentro de la zona de la Axarquía, dónde podemos observar otra serie de iglesias fernandinas como San Andrés, San Lorenzo y San Pedro Apóstol.
Frente a la iglesia encontramos la plaza de los Condes de Priego, donde hay emplazado un monumento dedicado al torero Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, más conocido como Manolete. Y en el mes de mayo, montan una de las Cruces más importantes de la ciudad.
A la derecha de la iglesia (zona de la Epístola) hay una pequeña plaza, llamada plaza del Rector. En origen esa placita fue el cementerio de la parroquia. También en mayo, montan una pequeña Cruz, quizás menos conocida. Si seguimos por la derecha llegaremos al Palacio de Viana.
A la izquierda de la iglesia (zona del Evangelio), encontramos la plaza de la Lagunilla también famosa por su cruz de mayo y lugar donde vivió algunos años el torero Manolete. Justo al lado encontramos la cuesta del Colodro, que presenta restos de la muralla antigua. En seguida salimos a la Avd. de las Ollerías, una de las más importantes de la ciudad, donde podemos encontrar la Torre de la Malmuerta o la Facultad de Relaciones Laborales. Junto a ellas encontramos los Jardines de Colón, uno de nuestros magníficos pulmones de la ciudad, bajo el cual esconde un antiguo cementerio romano. Y por ello una de las calles cercanas se llama calle Osario (recipiente o lugar donde se guardan huesos).
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Texto: Antonio Ojeda Gallardo. Amedina Córdoba.