Amedina

Hisham I. Omeyas

HISHAM I

En septiembre de 788 moría en Córdoba, a los cincuenta y siete años, Abd al-Rahman I, el primer emir independiente. Había consolidado un país, había asentado su linaje, se había ganado el respeto de árabes, bereberes, muladíes y mozárabes. Marcado por su huida durante toda su vida, la muerte no fue algo definitivo para él . Su huella es imborrable, pues los fuertes sillares e infinitos arcos repetirán por siempre jamás su nombre, en la Mezquita aljama de Córdoba.

De sus tres hijos, será el mediano quien lo suceda. La decisión fue tomada teniendo en cuenta aspectos de cada uno de ellos. Sulayman, el primogénito, nacido en Oriente y hecho traer, era impulsivo, valiente y arrogante. Gobernaba Toledo y aspiraba a suceder a su padre, contaba con el apoyo de su hermano pequeño, Abd Allah. No es de extrañar que cuando fue elegido Hisham, sus hermanos se revelaran contra él.

El futuro emir era un hombre inteligente, prudente y extremadamente religioso. Su carácter resultaba encantador, y su nacimiento en Al Andalus, le hacía más cercano a su población, que ya reivindicaba un vínculo con sus dignatarios desde su nacimiento. Un astrólogo le había pronosticado que su reinado sería breve. Y para la brevedad se necesita premura. En sus siete años de gobierno todo aconteció muy rápido.

Las tropas que sus hermanos había reunido en Toledo fueron combatidas y derrotadas en Jaén. También llegaría pronto el perdón hacia ellos, eso sí, expulsados de Al-Andalus y refugiados en el Magreb. Fuera de ámbitos familiares, las rebeliones en territorio islámico, se sucedieron deprisa y deprisa se solventaron las tres. Para Hisham la guerra santa era un deber, por ello realizaba aceifas o campañas estivales con los reinos cristianos del norte, cada vez que podía. Se resolvían de mejor o peor manera, pero mantuvo alerta a los monarcas cristianos astures y francos, así Alfonso II o Luis de Aquitania, verían la bravura de los jinetes andalusíes.

Preocupado por asuntos de teología y jurídicos. La doctrina político religiosa Malakí, muy rigurosa, fue implantada en Al-Andalus, y será la oficial, a la que deban ajustarse los dictámenes jurídicos. Se convierte por lo tanto, el estado musulmán andaluz en un guardián de la ortodoxia.

Hisham I, segundo emir independiente de Córdoba, terminó la labor edilicia de su padre en la Mezquita aljama. En el muro norte del patio, construyó un Alminar. El lugar de la luz, esa es su función y su simbología. El almuédano utiliza esta torre o minarete para la función ritual, la llamada a la oración, es la luz sobre las sombras a través de los versos del Corán.

El 17 de abril de 796 moría Hisham I, era joven, a penas cuarenta años. Al igual que hiciera su padre con él, nombró sucesor a su segundo hijo Al-Hakam. Fue un hombre discreto, su gobierno también lo ha sido, pero la discreción no es sinónimo de olvido. Existe hoy en día una placa en el patio de la Mezquita que lleva su nombre, donde estuviera su alminar la ciudad y la historia lo recuerdan.

Continúa… Al-Hakam I.

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Texto: Mar Carmona Balboa.  Amedina Córdoba

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