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Sotos de la Albolafia

Sotos de la Albolafia

Los Sotos de la Albolafia, espacio protegido, Monumento Natural desde 23 de Noviembre de  2001. En la ciudad de Córdoba podemos descubrir un entorno natural único dentro del casco histórico, que abarca desde el Puente Romano hasta el Puente de San Rafael, con una extensión de veintidós hectáreas.

Atravesado por uno de los ríos más emblemáticos de la península Ibérica, Guadalquivir (del árabe al-Wadi al-Kabir, el río Grande). Es el quinto río por longitud de la península Ibérica, lleno de historia y enlace de culturas. Los romanos lo llamaron río Betis, los griegos río Tharsis (río de Tartessos). Desde época romana, el Guadalquivir era navegable de Híspalis (Sevilla) hasta el Puente Romano de Corduba, en la zona cercana al Alcázar de los Reyes Cristianos, ese solar por donde pasaron numerosas civilizaciones, y los romanos en el siglo VI d.C. construyeron un Castellum Tardoantiguo, la parte que da al río, consistente en un pequeño puerto fluvial donde atracaban pequeños barcos, algunos de ellos llegados desde el puerto de Hostia en Roma; una gran vía de comunicación, que conectaba con el mar, para el comercio de aceite, vino y minerales como el cobre y la plata, todavía podemos observar en Sierra Morena (zona de Trassierra) antiguas minas romanas de cobre. El famoso Monte Testaccio en Roma, está formado por ánforas que en su mayoría procedía de esta región de Hispania. Desde finales del siglo XVIII y principios del XIX no es navegable de Sevilla a Córdoba, entre otras cosas, por no tener suficiente profundidad y en algunos tramos del río por la existencia de azudas o pequeños diques que regulan la circulación del agua.

Fauna y flora de los Sotos de la Albolafia

En este pulmón urbano, podemos encontrar una variada flora y fauna (sobre todo avifauna), dentro de la vegetación podemos observar juncos, zarzas, carrizos, álamos, sauces y adelfas; en cuanto a la fauna, podemos ver mamíferos como los conejos en la zona de zarzas, erizos europeos, varios tipos de murciélagos y una pareja de nutrias, que suelen ser avistadas por la zona cercana al Puente Romano, mientras intentan cazar un barbo Gitano. De la fauna piscícola, encontraremos ciprínidos como las carpas (se cree que introducidas por los romanos desde Asia), barbos Gitanos y Alburnos. Destaca su   variada avifauna, unas ciento veinte especies, siendo la gran mayoría protegidas; algunas aves utilizan los Sotos de la Abolafia como lugar de descanso durante sus migraciones.

Magnífico lugar para la observación de aves, por ejemplo migratorias como el Autillo europeo (el más pequeño de nuestros búhos) el cual pasa el invierno en África y llega a la península Ibérica a partir de la primavera hasta principios de otoño, el Martín Pescador, muy frecuente en zonas de ribera, también podemos observarlo en el mismo intervalo de tiempo que el Autillo europeo, y especies autóctonas como el Cernícalo Vulgar, acostumbrado al hábitat urbano, es muy típica su imagen cuando quedan parados en el aire manteniendo la cola abierta y el cuerpo muy vertical; también la majestuosa Garza Real afincada en las riberas, sin olvidar la Garza Imperial, actualmente en grado de conservación, por ser vulnerable a la extinción, reflejado en el Libro Rojo de los vertebrados amenazados de Andalucía.

Siguiendo el curso del Guadalquivir dirección oeste, hacia Sevilla, podemos encontrar en el margen derecho de los Sotos de la Albolafia La Mezquita-Catedral (Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1984), la Puerta del Puente, que fue la entrada principal a la ciudad en época romana siglo I d.C., el Molino de la Albolafia, el Alcázar de los Reyes Cristianos y la Torre de Guadalcabrillas que formaba parte de una serie de torres que jalonaban la muralla de la ciudad que linda con el Guadalquivir, de planta poligonal, servía de defensa para el Alcázar de los Reyes Cristianos. En su margen izquierda podemos encontrar la Torre de la Calahorra, de época islámica y función defensiva, en origen dos torres unidas por un arco de medio punto, fuertes muros, almenas piramidales y profundo foso, el Molino de San Antonio; sin olvidar, el Puente Romano construido en época de Augusto siglo I d.C., momento en el que la ciudad alcanzó el rango de Colonia Patricia Corduba (declaración que sirve para ser ciudadano romano y tener entre otras cosas, derecho a voto), compuesto por dieciséis arcos de medio punto y realizado en piedra caliza de la Sierra.

Molinos

Molino en Sotos de la Albolafia
Molino de San Antonio

A lo largo de la ribera del Guadalquivir a su paso por Córdoba podemos observar una serie de grandes molinos, diez en total, que han existido desde la Edad Media a nuestros días. Estos molinos hidráulicos son construcciones centenarias, que llevan prestando servicio a la producción industrial de la ciudad desde hace cientos de años, su origen se remonta, cuando menos, a época islámica, hay documentos conservados que datan de los siglos X y XIII. En la zona de los Sotos de la Albolafia, junto al Puente Romano y Torre de la Calahorra, en la llamada parada del puente (especie de dique o presa) se encuentran cuatro molinos, Albolafia, Pápalo, Enmedio y San Antonio, ocupando ese lugar desde época árabe. Se conservan numerosos testimonios gráficos de esta parada, como el grabado de David Roberts 1832: los Molinos de la Parada del Puente (Museo de Bellas Artes de Córdoba).

Junto al margen derecho del Guadalquivir y cercano al Alcázar de los Reyes Cristianos y Mezquita-Catedral, encontramos el Molino de la Albolafia, famoso por contar con la presencia de la Noria de la Albolafia, en realidad no es una noria sino un molino de rueda hidráulica vertical, una rueda de corriente. Esta rueda, provista de cangilones (recipientes que cargaban el agua hasta la altura deseada), era movida por la corriente del agua, elevándola, en este caso, a un pequeño acueducto que la conducía hasta las huertas del Alcázar.

Molino de la Albolafia
Molino de la Albolafia

El Molino de la Albolafia tiene una única nave de planta rectangular, de unos 15x5m, que remata en ábside por el lado que enfrenta a la corriente y en forma recta en su lado occidental, que va provisto de contrafuertes escalonados de sillería para aguantar el empuje del agua. En la sala de molienda, espacio rectangular de 10x5m de planta, se conservan dos piedras de moler de 1,30 m de diámetro. El nombre de Albolafia viene de una restauración que se hizo en el siglo IX, durante el Emirato de Abderramán II, por Abú-l-Afiya. La rueda original fue mandada desmontar por Isabel la Católica, la cual estuvo alojada en el Alcázar de los Reyes Cristianos, durante unos ocho años, como cuartel general para la conquista del reino Nazarí de Granada, el ruido que hacía por las noches la Rueda no dejaba dormir a la Reina. En el año 1965 el arquitecto Félix Hernández Giménez (fue director de las excavaciones de Medina Azahara) hizo una nueva restauración y tras sufrir un incendio la escuela taller del Alcázar se encargó de desmontar y sustituir la rueda por una nueva, réplica de la de Félix Hernández, que se inauguró en 1994. Actualmente, la imagen de la rueda del Molino de la Albolafia forma parte del símbolo del Ayuntamiento de Córdoba, junto a la imagen del Puente Romano y a la de la Mezquita-Catedral.

En el margen izquierdo del Guadalquivir, encontramos el Molino de San Antonio, de probable procedencia islámica. Su nombre proviene de una imagen de San Antonio que estuvo colocada en la hornacina que existió sobre la puerta del Molino. De planta regular, extendida de Este a Oeste, cuya fachada oriental presenta forma absidial, para resistir las avenidas del río y encauzar las aguas a los canales.

La escasa intervención humana en esta zona de la ribera del Guadalquivir, permitió que la sedimentación fluvial originara sotos (islotes de arenas colonizados por una variada vegetación y fauna). Sin quererlo, han creado este Monumento Natural enmarcado en el casco histórico de la ciudad (declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1994) y rodeado de construcciones excepcionales, como la Mezquita-Catedral, la Torre de la Calahorra o el Alcázar de los Reyes Cristianos. Pasear por el Puente Romano (desde 2008 solo tránsito peatonal) por el margen derecho o izquierdo de los Sotos de la Albolafia es una experiencia inolvidable, ver atardecer, observar aves, oler a naturaleza y todo ello rodeado de historia, es un lujo que pocas ciudades tienen.

Si quiere una experiencia de Córdoba única, el equipo de Amedina Córdoba, estará siempre dispuesto. Consulte nuestras visitas guiadas y tours, o si lo prefiere opte por un guía privado. Nos gusta Córdoba. Le gustará a usted.

Texto; Antonio José Ojeda Gallardo. Amedina Córdoba

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