Las leyendas en torno a los recién nacidos desamparados bautizan el Postigo de la Leche, uno de los accesos más sencillos de la Mezquita –Catedral. Situada en la esquina Noroeste, enfrentada a la Puerta de la Grada Redonda es una de las seis puertas que abren al Patio de los Naranjos y una de las tres que lo hacen en la galería Norte de éste.
Su aspecto actual se atribuye a Hernán Ruiz I, quién en el Siglo XVI le concede la estructura en dos cuerpos. El cuerpo inferior presenta un portal adintelado con dos arcos conopiales superpuestos propios de su estilo gótico. El primero se entrecruza con el alfiz que supone el marco de la puerta. Se crea así un juego visual que se pude interpretar como un arco doble sobre el que se coloca un espacio triangular que alberga un florón. Otro, de mayor tamaño, se coloca sobre la clave y corona el conjunto. Al mismo tiempo queda enmarcado por un alfiz, que forma la base sobre la que se sustenta el segundo cuerpo. Un segundo arco ciego de medio punto, queda decorado por una silueta zigzagueante que asemeja una serpiente.
Esta puerta adquiere su porte entre los años 1510 y 1516. Es posible resultado de las trabajos de renovación de las arcadas llevadas a cabo por Hernán Ruiz I. Su porte es en cierto modo sinuoso, y original, por su diferencia con los estilos musulmanes o cristianos que apreciamos en el resto de puertas. Especialmente si la comparamos con las contiguas, la Puerta del Perdón y Puerta de los Deanes, que tienen una importancia mayor en los protocolos Catedralicios.
Por otro lado, las leyendas referentes a este Postigo de la Leche la convierten en uno de los accesos más comentados. De ser ciertas esas leyendas, las mujeres de menos recursos, ante la imposibilidad de dar un cuidado digno a sus hijos, los dejaban en este pórtico. La esperanza de que alguien, preferiblemente perteneciente al cabildo, lo recogieran y les dieran un mejor porvenir, daban el coraje necesario para que sus madres los abandonaran en este lugar.
La casa cuna de Córdoba estuvo durante años en el cercano edificio que hoy alberga la Filmoteca de Andalucía, y en el actual Palacio de Congresos. Éste, durante siglos fue el Hospital de San Esteban y casa de los expósitos. En el Postigo de la Leche esperaban las mujeres que pretendían colaborar con la cercana casa cuna.
La más descorazonadora historia, que no puede ser confirmada como cierta, cuenta como una noche, una piara de cerdos que por aquí pasaban, dieron cuenta de los niños que aquí habían sido abandonados. Tal fue el impacto de esta noticia que impulsó la construcción de la casa de los expósitos de Córdoba.
El cercano hospital de San Sebastián, en el siglo XVIII pasó a ser la casa de los expósitos. En 1850, comienza a ser gestionado por la Diputación de Córdoba, pero continúa dando cobijo a estos niños abandonados, huérfanos o no, hasta los recientes años 60 del siglo pasado. Hoy en día, aun suelen encontrarse cada cierto tiempo los niños que pasaron su infancia en este lugar. Su último encuentro en el antiguo Hospital de San Sebastián fue en Febrero de 2020.
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Texto: Nacho Calero