La Capilla del Cautivo, también conocida como capilla de la uña, además de ser la capilla más pequeña de toda la Mezquita Catedral es de las más populares gracias a la leyenda que le da nombre.
Encontramos en el Templo algún oratorio menor, pero con título de altar. Cabe señalar como el menor de todos, en el muro Sur, mirando al puente, una pequeña hornacina que acoge Nuestra Señora del Pilar, de una envergadura similar a la que encontramos en Zaragoza.
En la ampliación de Almanzor encontramos tres columnas con marcas cristianas que invitan a imaginar la historia que las llevó allí. En una se vislumbra un Cristo crucificado, en otra una virgen acompañada de una inscripción (Joannes me fecit), y una sencilla cruz en una de las columnas de la primera hilada. A pesar de ser la de diseño más simple la tradición la ha convertido en una de las conocidas.
De una generación a otra los cordobeses han contado la historia de aquel cautivo que permaneció encadenado a una de las columnas de la Mezquita como castigo por invocar a su Dios cristiano en la Mezquita Aljama cordobesa. Durante su cautiverio, y ayudándose de su uña logró tallar en el duro mármol una cruz de unos 17 cm que hoy queda protegida detrás de una pequeña reja.
Tres inscripciones acompañan la capilla del cautivo.. La primera la encontramos en la propia columna, y nos presenta la cruz que hizo el cautivo. La segunda acompaña un relieve mármol hecho en el siglo XVII. Nos narra la historia del cautivo, sobre la que se representa la imagen del cautivo encadenado, arrodillado y con una soga en el cuello.
La tercera inscripción es del siglo siguiente, y nos dice que el martirio fue en la propia Mezquita. De hecho el arco contiguo fue llamado hasta el siglo XVII, el de la Soga. La leyenda de la capilla del cautivo termina con la muerte de éste, quien fue ahorcado en uno de los arcos de la Mezquita.
Aún sin poder tener la certeza de lo veraz de la historia, si tenemos constancia de su antigüedad. Es fácil entender que la posterior cristianización del templo abre la puerta a un sinfín de marcas e intervenciones en todos sus componentes que podría acabar con la leyenda de la capilla del cautivo. No obstante ya en el siglo XVI encontramos citas de este lugar que le nominan como del “cautivo”.
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