Cuando Córdoba es la luz del conocimiento en occidente, la más noble de las ampliaciones del templo se lleva a cabo hacia el sur, alejándose de la luz natural que entraba por los arcos del muro norte. La macsura Mezquita de Córdoba, con sus tres cúpulas, aporta la luz que hace destacar el lugar más sagrado del templo al fondo de la sala de oración.
Frente al Mihrab encontramos la Macsura de la Mezquita de Córdoba. Se trata de un vestíbulo que hoy ocupa el último tramo de las tres naves centrales, proyectadas en la ampliación de Al-hakam II.
El juego con la luz es obvio e inteligente. Cada una de las tres cúpulas presenta ventanas por las que deja entrar la Luz. La solución de estas tres cúpulas sobre la macsura, además de una cuarta en el primer tramo de la nave axial, evidencia la parte más importante del templo, el mihrab, e ilumina el gran mosaico que convierte este lugar en el más hermoso de todo la Mezquita.
El mosaico, ofrenda del emperador de Bizancio Nicéforo Focas, reviste toda la superficie de la fachada del Mihrab, de la cúpula central de la Macsura, y los arcos de la puerta del sâbât y de la cámara del tesoro.
La nave central de la macsura de la Mezquita de Córdoba culmina en su cúpula con una altura de 15,40 m, y se encuentra flanqueada por otras dos. Mientras en su lado sur se sustenta sobre la fachada del Mihrab, en su lado norte lo hace en un juego de arcos complicado, muy vistoso, pero inexacto, sustentado por columnas superpuestas. El cruce de los arcos duplica el lóbulo central del arco inferior. En primer lugar se rompe un poco la simetría, mientras da un resultado muy horizontal, pero transparente, que permite el paso de la luz desde la cúpula.
Más acertados son los cruces de arcos de los testeros laterales que mantienen intacta la curva del lóbulo central del arco inferior. Mientras tanto los arcos superiores entrecruzados encuentran un empalme perfecto.
El tiempo ha borrado el lustroso color que debiera presentar la rica decoración de las dovelas de los arcos, y que inundaba por completo todo el enclave en la edad media. Aún es apreciable el rojo almagra en las dovelas lisas, y la decoración que vemos junto a las jambas de la puerta del sâbât.
Toda esta colorida ornamentación se extendería por la nave axial. Aún podemos apreciar las pilastras talladas y decoradas, cuya decoración estaría en sintonía con las tonalidades del mosaico que fue colocado en último lugar, y aprovecha la potente luz de Al-ándalus que entra por las celosías.
La macsura de la Mezquita de Córdoba está coronada por una impresionante cúpula gallonada, también revestida en mosaico que se conserva prácticamente intacto. En él abundan los motivos florales, con hojas de tres lóbulos similares a flores de lis ó palmas. Algunas de ellas asemejan cuchillos o espadas.
De los diecinueve colores distintos que conforman el impresionante mosaico, diecisiete son de pasta vítrea. Según la composición química del cristal, las teselas de entre 1cm y 1,5cm, son de color que van desde el transparente, a tonalidades ligeramente oscuras, conformando destellos cromáticos tan variados como los tonos del cristal. El blanco es calcarenita, y el gris es mármol.
Predomina el color oro en toda la composición, tanto en la cúpula como en la fachada del mihrab. Primero, las teselas base se cubren de una muy fina lámina de oro, finalmente volverán a ser envueltas en una ligera capa de pasta vítrea que le confiere protección.
Las teselas no están colocadas de forma excesivamente compacta. El lecho blanco brillante sobre el que se sustentan también crea un efecto visual a modo de redecilla, más apreciable en algunas partes que en otras.
Un aspecto muy peculiar es la presencia de cerámica que reviste la cornisa. Puede que sea una solución más propia de Bizancio, pero de evidente trazado árabe. Bajo ella, un friso octogonal con inscripciones coránicas donde el trabajo ha sido muy esmerado y trabajado pues es el fragmento más iluminado y visible.
Desde el Siglo XIV ocupó este lugar la capilla de San Pedro. La parte frontal del mihrab quedó parcialmente cubierta por un muro y dos rejas. Aún así quedó libre el acceso al antiguo mihrab que durante siglos fue la sacristía de esta capilla. El altar y retablo dispuesto en tablas se colocó en lado oriental, donde hoy encontramos la sepultura de doña Leonor de Bocanegra.
El lado opuesto quedaba también cerrado por un muro que recaía sobre el mosaico de la puerta del sâbât. Encontramos hoy en el museo de San Vicente la tumba de mármol de Alfonso Fernández de Sotomayor. Hasta inicio del siglo XX, este sepulcro se ubicó justo debajo de la cúpula.
La reja que hoy cierra el lugar, colocada después de 1741, pierde altura cuando Ricardo Velázquez Bosco restaura el mosaico de la fachada de mihrab. En este mismo periodo, finales del siglo XIX, principios del XX. se coloca el enlosado de mármol que ocupa el lugar.
Será bajo el mandato del Obispo Pedro Antonio Trevilla, entre 1815 y 1819, cuando se realizan los importantes trabajos destinados a la restauración de los mosaicos de la macsura de la Mezquita de Córdoba, vestíbulo del Mihrab, y su fachada. Para recuperar la parte más hermosa del antiguo templo, primero se retira el retablo de tablas gótico que lucía el altar. Seguidamente se traslada el sepulcro central, y por esto mismo se elimina la capilla de san Pedro.
Si está pensando visitar la Mezquita de Córdoba, o si quiere una experiencia de Córdoba única, el equipo de Amedina Córdoba, estará siempre dispuesto. Consulte nuestra visita guiada a la Mezquita y tours en Córdoba, o si lo prefiere opte por un guía privado. Nos gusta Córdoba. Le gustará a usted.
Texto: Nacho Calero. Amedina Córdoba
