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Custodia Procesional

De entre las piezas que componen el Tesoro de la Catedral de Córdoba, destaca por su singularidad y valor artístico la custodia procesional de Enrique de Arfe. El original programa iconográfico consolida un nuevo concepto artístico, en el que sobre la profusa decoración gótica comienza a descifrarse el equilibrio renacentista.

La obra de 262 cm de altura y 92 cm de ancho supera los 200 kilos de peso. Recuerda el porte de las torres y/o pináculos de las construcciones góticas flamígeras. De hecho, las que decoraciones puntiagudas colmadas de volutas, curvas y contracurvas, asemejan el juego de las llamas (flame, en francés)  que le dan nombre.

Los tres cuerpos en los que se organiza la obra se sustentan sobre la base añadida por Bernabé García de los Reyes (1734-35). Así se sustituye un original basamento que realizó Pedro Sánchez de Luque en 1616, que venía a dar mayor altura a la obra. Se trata de un complejo zócalo de doce lados desiguales, en los que se presenta en sus lados mayores, los exteriores, conjuntos de hombres y mujeres danzantes, niños y la carroza que acompañaban la procesión del Corpus Christi en el siglo XVIII.

En los lados menores, además de las asas que facilitan el transporte, encontramos ángeles músicos, jarros de flores y tres placas que recuerdan tres restauraciones realizadas por plateros de la Catedral. Bernabé García de los Reyes (1735), que añade éste citado zócalo, Damián de Castro (1784) autor del San Rafael y la imagen de Nuestra Señora que se también exponen en las cámaras del Tesoro, y José González del Campo (1967).

En el primer cuerpo encontramos un interesante despliegue de representaciones de la vida de Cristo. Cada escena se separa por pequeños pilares culminados por pináculos góticos. Un total de dieciocho nichos conformados por arcos trilobulados, albergan pequeñas esculturas de bulto redondo, de 55 mm de altura y realizadas en oro. Salvo estas figuras, el resto de la obra está realizada en plata en su color y sobredorada, fundida y cincelada.

Custodia procesional
Custodia procesional Enrique de Arfe

Seguidamente, por encima de este basamento, encontramos el viril, pieza de cristal a modo de urna que cobija la hostia consagrada. Es sin duda el cuerpo principal de la obra, ya que toda ella está concebida para su exposición y procesión, el Corpus Christi.

A partir de este primer templete parten simuladas torres góticas interiores, que mediante arbotantes se unen con las exteriores, de esta forma se forma el segundo cuerpo o templete, que alberga la imagen realizada en plata por de la titular de la Catedral, Nuestra Señora de la Asunción. (Bernabé García de los Reyes).

Finalmente, sobre seis pilares que sustentan arcos trebolados, se sustenta la cúpula calada que conforma la parte central del tercer cuerpo. Queda coronada la obra por la imagen del Salvador, que se sustenta sobre una base decorada con esmeraldas donadas por el arzobispo Caballero y Góngora (1788-96).

La custodia procesional de Enrique de Arfe se exhibe hoy en la Capilla del Cardenal Salazar, sobre un capitel barroco realizado en plata, que le confiere mayor altura y permite una más fácil movilidad.  En cada uno de los ángulos se representan ángeles que sujetan candelabros de tres brazos.

La obra se encargada al autor alemán Enrique de Arfe, por el cabildo de Córdoba, durante el obispado de Martín Fernández de Angulo. Es inevitable la comparación con la custodia procesional de la Catedral de Toledo. Ambas son obra del mismo autor, y presentan una concepción muy semejante a modo de torre gótica. El artista es a su vez abuelo de Juan de Arfe, el también platero y autor de la gran custodia de la Catedral de Sevilla

La obra cordobesa sale en procesión por primera vez el 1 de Junio de 1518, bajo el mandato del obispo impulsor de la construcción del Crucero Catedralicio, Alonso Manrique.

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Texto: Nacho Calero

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