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Puerta de Sevilla

Puerta de Sevilla

Hoy, la Puerta de Sevilla es el acceso más occidental al Barrio de San Basilio. Encontramos esta puerta muy cerca del Puente de San Rafael y frente al cementerio de mismo nombre. Originalmente esta puerta, que fuera llamada de Drogueros, se encontraba muy cerca de lo que hoy es el acceso más oriental.  Junto a las Caballerizas Reales  lo encontramos. Un arco, por el que dejando atrás la zona de la Judería, entramos al barrio de San Basilio ó  Alcázar Viejo. En su emplazamiento original, la puerta de Sevilla era el acceso al arrabal o barrio de Isbiliyya.  En este sector  suroccidental extramuros de la ciudad, de unas 7 u 8 hectáreas, encontráramos en época califal el Zoco grande. Tras la toma cristiana pasa a ser el corral de los ballesteros, y la puerta de Drogueras empieza a ser referida como Puerta de Sevilla.

Lejos de parecerse al laberinto de pequeñas calles estrechas del barrio de la Judería, San Basilio presenta un trazado rectilíneo  y racional llevado a cabo en el Siglo XIV. Apenas tres calles paralelas rodeadas de murallas, en el que encontramos la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, cuyos habitantes, monjes basílios, dan nombre al barrio. Pero sin duda el barrio es más conocido por sus numerosos patios.

Cuando  se hace necesaria la extensión hacia el Oeste del recinto amurallado, la vieja puerta de Drogueros (Bab al-Attarin o Bab Ishbiliya), se reubica en el punto actual.  Encontramos una  puerta sencilla, de único vano, y  coronada con un escudo de Córdoba labrado en piedra. Fue reedificada por José Rebollo en 1958 sobre el lienzo de protección  del siglo XIV. Cabe destacar que este lienzo de muralla aún conserva dos torres, de función discutida.  Una de ellas  exenta,  de planta cuadrada, y unida por dos arcos a la muralla.  Estas torres  que  a menudo se les atribuye el uso de acueducto, bien pudieran ser parte de la muralla defensiva del Siglo XIV, como una torre albarrana.  Los mismos materiales, sillares de piedra dispuestos a soga y tizón, forman la muralla que continua hasta el río, las torres y los dos arcos que las unen.

A  los pies del torreón queda un monumento a Ibn Hazm, en conmemoración del noveno centenario de este historiador, filósofo, teólogo y poeta.  La escultura de bronce es obra de Amadeo Ruiz Olmos, se coloca en 1963, y en ella el autor lo representa en pie, sosteniendo en su mano un rollo con uno de sus más valiosos escritos. El collar de la paloma.

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Texto: Nacho Calero. Amedina Córdoba

.Amedina Córdoba

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