Hospital del Cardenal Salazar
En plena Judería, el edificio del Hospital del Cardenal Salazar, domina la plaza de mismo nombre. El edificio de fachada barroca, contrasta con el blanco del resto de edificios, y destaca por su tamaño.
Concebido en un principio como escuela, la intención del Cardenal Salazar era la de alojar acólitos (monaguillos) y niños necesitados, aleccionándolos en la música, y dotar así a la Catedral de un coro apropiado. Para ello Don Pedro de Salazar y Toledo, obispo de Córdoba, compra en 1701, la casa solariega frente al convento de Pedro Alcántara. Para el proyecto elige al maestro mayor de la Catedral, Francisco Hurtado Izquierdo, quién ya construyera la sacristía y sepulcro del Cardenal, en la propia Mezquita-Catedral.
Pero la grave epidemia de peste del siglo XVIII, empuja replantear el proyecto en un hospital, pues la enfermedad puso en evidencia los deficientes recursos sanitarios de la ciudad. Se inaugura en 1724, y desde el principio dará cabida a toda suerte de desafortunados. Por sus estancias pasaron pobres, dementes, presos, soldados de la guerra de independencia, enfermos crónicos, y agudos. Son estos últimos los que le ganan otro nombre al hospital. Desde 1837 fue el hospital de agudos. La macabra historia del edificio lo ha convertido en escenario de actividades paranormales y leyendas de fantasmas. Los ruidos del viejo edificio no hacen sino alimentar la imaginación de los menos escépticos.
Finalmente en 1969 deja de funcionar como Hospital, y vuelve a su proyección original, como un edificio docente, aunque ya formó parte de la Facultad de Medicina de la Universidad Libre de Córdoba en el siglo XIX. En 1971 comienza como colegio universitario de Derecho y Filosofía y Letras. Ya como facultad, la de derecho se traslada al antiguo Convento Del Carmen Calzado, y la de Filosofía se mantiene aquí.
Es un edificio de dos plantas de altura, realizado en piedra, con ritmo de pilastras dobles enmarcando los huecos que se van coronando por frontones triangulares y curvos. Tiene zócalo de piedra y cornisa resaltada. Su entrada es una portada de mármol gris, con puerta adintelada y columnas exentas laterales. Por encima, se abre un balcón encajado en un frontón curvo partido, sobre el que se encuentra el escudo del Cardenal Salazar, rematándose con un arco de medio punto sobre pilastras.
El antiguo Hospital del Cardenal Salazar es de planta casi rectangular. Alberga en su interior dos patios paralelos pero no simétricos, en torno a los que se estructuran las dependencias del edificio. Una nueva proyección que amplió el edificio en los ochenta, de estética moderna, acoge la biblioteca, despachos y otras salas que la facultad precisaba. A pesar de las muchas transformaciones que ha tenido, aún se conserva una de las mejores joyas de gótico mudéjar. La precedente Capilla de San Bartolomé, a la que hoy accedemos por el lado oeste del edificio, a través de un patio con una palmera de notable altura, quizás la más alta de Córdoba.
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