Amedina

Patio y alminar Hisham I

Patio y alminar de Hisham I

A su muerte, Abd al-Rahman I ha dejado inconclusa la Aljama de Córdoba. De esta manera, su hijo y sucesor Hisham I, hereda la importante tarea de culminar la gran obra que su padre había comenzado.

Por un lado, una labor inmaterial. Continuar con la gestión de la importante ciudad que su padre había ideado.  Y por otro, mucho más tangible, culminar la construcción de la Mezquita Aljama, que se erguía como gran símbolo y legado Omeya en Occidente.

Los trabajos de Hisham I se concentran en la zona del patio, como continuación de la creación de su padre, que había levantado la sala de oración. Durante los ocho años de su gobierno (788-796), erigió el primitivo alminar, construyo la galería para la oración de las mujeres,  y dotó a la Mezquita de una fuente de abluciones para los lavados rituales previos a la oración.

En una Mezquita podemos remarcar las siguientes partes:

Haram (sala de oración). Sahn (patio).  Quibla (muro que orienta la oración).  Mihrab (nicho central en el muro de la quibla). Macsura (vestíbulo que precede al mihrab). Alminar (torre desde donde el almuédano llama a la oración). Midá (sala o lugar para las abluciones). Saqifas (galerías laterales en el patio destinado a la oración, especialmente para las mujeres). Almimbar (Púlpito para el imán).

La construcción del alminar de Hisham I supone la creación del primero en al-Ándalus. Hasta el momento, su función había sido realizada desde una torre del cercano alcázar. Pero este primitivo alminar de Hisham I tendrá que ser demolido en tiempos de Abd al-Rahman III, cuando el califa ensanche el  patio en busca de una coherente proporción con la sala de oración.

La práctica totalidad de la documentación existente sobre la obra de Hixam I,  la debemos a las excavaciones que Félix Hernández realiza en 1934. De esta manera,  podemos ubicar el alminar de Hixam I, y el trazado del muro Norte del primer patio. También nos deja una breve referencia de la que fuera una espléndida fuente o pila de abluciones que localizaba al Este de la Mezquita.

Félix Hernández señala con losas de granito y una inscripción, la planta del Alminar de Hixam I, que debiera estar anexionado en su interior con el muro Norte del Patio. Éste se encontraba a 10,78m al Sur de la torre campanario actual. Ésta a su vez contiene el alminar que Abd al-Rahman III proyectó en su ampliación del patio, y que supondrá la superación de un reto arquitectónico en este tipo de construcciones, pues será el más alto construido hasta el momento.

Hasta el momento de las excavaciones, las únicas referencias al alminar describen que medía 40 codos, 20 metros aproximadamente, y que estaba dotado de una sola escalera. No podemos constatar con exactitud la altura que debió alcanzar, pero el maestro Félix Hernández, aseguraba que se disponía en dos cuerpos. Tampoco encontró restos de la escalera,  pero si pudo cotejar las dimensiones y proyección de su planta.

Ésta era casi cuadrada, 6,06m x 6,25m, y se conformaba con sillares muy similares a los utilizados por Abd al-Rahman I en la construcción del oratorio. Hasta 4 hiladas pudo desenterrar, por debajo del nivel del oratorio. Por lo general se disponen sus sillares a soga y tizón, a razón de dos sogas por cada tizón. Pero esta estructura no se respeta estrictamente, pues en alguna hilada se cuentan hasta 10 tizones consecutivos.

El arquitecto conservador también busca el cerramiento del muro del Norte, del que solo descubre el cimiento del codo Noreste.  Una base de 2,10 m de espesor, que también deja marcado con losas de granito, que sustentaría un muro de 1,14m, a 37,30m de la fachada de la sala de oración. De nuevo, los sillares que lo conforman son similares a los usados para la construcción del oratorio.

Gracias al aparejo de la jamba de la Puerta de Deanes, descubierto a finales del siglo XX, y dispuesto a soga con dos o tres tizones, sabemos que la sección norte se trata de una reconstrucción posterior. Esta disposición de los sillares es propia del siglo X.

Sin embargo, la ubicación de la galería de las mujeres es dudosa, pues solo se disponen de referencias  de Ibn Idari, e Ibn al–Nazzam, que la sitúan en el norte de aquel patio primitivo. Lo cierto es que Félix Hernández no halló vestigio alguno. Tampoco disponemos de evidencias físicas respecto a la Midá que Hisham I hizo construir al Este de la aljama cordobesa.

Tres son los accesos que debieran entrar al patio de aquella Mezquita fundacional. De ellas solo podemos considerar que se mantiene la hoy llamada Puerta de Deanes. Por su trazado arcaizante, aún cercano a los cánones visigodos, también desplegados en las arquerías de la sala de oración, podemos deducir que sea la más antigua de las aún conservadas. Las posteriores ampliaciones del patio acabaron con otras dos puertas. Una paralela en el muro oriental, y otra, la llamada puerta del alminar, que bien pudo ser la puerta principal de la original Mezquita fundacional.

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Texto: Nacho Calero. Amedina Córdoba

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